martes, 10 de junio de 2014

cuentos cortos

Taller
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UN ÁNGEL SIN ALAS
CAPITULO 1
CAPITULO 1
El angelito despertó de su primer sueño sintiéndose muy liviano, tal vez demasiado. Miró hacia abajo y vio sus lindos pie sitos, miró hacia arriba y vio varios rutilos amarillos que caían sobre su frente.
Se fijó en sus manos, pequeñas por cierto, en sus bracitos, también pequeños, pero al mirar hacia los costados se dio cuenta de algo: no tenía alas. Desconcertado giró su cabeza hacia un lado, hacia el otro, volvió a mirar hacia arriba, hacia abajo, se tocó la espalda y nada.
– ¡Que extraño! -dijo – No tengo alas. Soy un ángel, se supone que debería tener un hermoso par.
Se dio cuenta también que no estaba sobre una nube, donde supuestamente duermen los angelitos, sino sobre un césped suave y muy verde. Si bien era un ángel recién nacido, sabía perfectamente quién era y que su propósito en la vida era proteger.
Un ángel siempre tiene clara su misión, por más pequeño que sea.
– Algo extraño pasa conmigo – se dijo – debería ser como todos los demás angelitos, visto mi túnica, se en mi corazón qué es lo que tengo que hacer. Estoy dispuesto a cuidar de la gente y protegerla, pero no tengo alitas ¿será que se olvidaron de ponerme un par?
Comenzó a pensar por qué él no había nacido como todos los demás Ángeles. Por qué a él, justo a él, le faltaban las alitas ¿Y si por no tenerlas no podía cumplir con su misión en la vida? ¿Y si por su ausencia le era imposible custodiar a las personas? ¿Y si la magia de un ángel estaba justo en las alas?
Entonces, no podría ser como todos los demás y hacer lo que todos hacían. Esperó un tiempo para ver si le crecían. Un día y nada. Dos días y nada. Tres días y…. nada, ni una plumita por pequeña que fuese.
Dispuesto a saber dónde estaba su par de alitas, el ángel comenzó una larga caminata.
– Tal vez se me cayeron mientras dormía – pensó.
No sabía hacia dónde ir, pero estaba dispuesto a llegar a dónde fuera que estuviesen sus alas.
UNA PRECIOSA FACTURA
 Cierta tarde un pequeño se acercó a su madre, que preparaba la cena en la cocina, y le entregó una hoja de papel en la que había escrito algo. Después de secarse las manos y quitarse el delantal, ella leyó lo que decía la nota:
Cortar el césped del jardín............ $15.00 r
Limpiar mi cuarto esta semana ...... $5.00
Cuidar de mi hermano.................... $5.00
Ir a la panadería.............................. $0.50
Sacar la basura toda la semana.......$2.50
Libreta con buenas calificaciones $  50.00
Limpiar el patio.............................    $5.00
TOTAL ADEUDADO................. $83.00 Al terminar la lectura, la madre miró con seriedad al chico mientras él aguardaba expectante. Y sin decir palabra, ella tomó un lapicero y en el reverso de la misma hoja anotó:
Por llevarte nueve meses en mi vientre y darte la vida.................... NADA
Por tantas noches de desvelos, curarte y orar por ti........................ NADA
Por la alegría y el amor de nuestra familia............................... NADA
Por el temor y las preocupaciones cuando enfermabas........................ NADA
Por comida, ropa y educación....... NADA
Por tomar tu mano y darte apoyo............................................. NADA
Cuando el niño terminó de leer lo que ella había escrito, tenía los ojos llenos de lágrimas. La miró a los ojos y le dijo:
—Te quiero, mamá. Luego tomó el lapicero y escribió con letra muy grande en el papel: “TOTALMENTE PAGADO”.

2. copiar en Word y aplicar todo lo visto en clase.
3. Realiza en Paint una imagen referente a la lectura.
4. enviar al correo el ejercicio de Word
5. en el blog buscar una imagen referente a la lectura y enviar la dirección del blog al correo noveno

jueves, 5 de junio de 2014

tío conejo

Cuentos cortos
tío conejo 
Decidió Tío Conejo regresar a su cueva inicial; su tiempo en aquel hermoso lugar ya había terminado y además Tío Tigre no se atrevería a mal tratarlo, luego de haber conocido a Hojarasca del Monte y su formidable arma de guerra. Tío Lobo y Tía Chucha  no serían gran problema, con su astucia le sobraba y le bastaba.

Un día, cuando recogía algunas yerbas cerca de su cueva, se vio sorprendido. Júa, júa, júa, júa..., un animal negro y grande se aposentó muy cerca de él. Era Tío Gallinazo.